
Johnny Saxby trabaja a desgano, con animales, y gracias a algunas de sus actitudes por momentos pensamos que se comporta como uno de ellos. Tosco, sumergido en el alcohol, escapando de su realidad mediante el sexo casual y sin horizontes claros, vive el día a día con su padre y su abuela en la fresca, gris y siempre húmeda campiña inglesa de Yorkshire. Y si bien su trabajo no rinde, la gran mayoría de las tareas de la granja recaen sobre él. Hasta que llega Gheorghe, un inmigrante rumano con experiencia en granjas que trabaja para él durante la temporada.
Muchos de nosotros inflamos un poco el pecho y al mismo tiempo nos entusiasmamos cuando entre las películas importantes de la gran temporada encontramos un título de temática gay. Al margen de eso, todavía hay discusiones sobre la ganadora del Oscar a Mejor Película del 2016, Moonlight, y aún hay discusiones sobre Brokeback Mountain, más de 10 años después de su estreno y su paso por los premios de la Academia. Es decir, la temática gay y el género dramático no siempre son una fórmula infalible. Es más, casi nunca lo son, y siempre pasan desapercibidas. Pero hoy venimos a contarles sobre uno de los films del 2017 de temática gay que en los Oscars ni se asomó, pero sí está presente en la casa del primo de Don Oscar: los BAFTA. Y es aún más emocionante cuando se trata de una ópera prima. Lo bueno del título del que hablamos ahora, es que está lejos de posibles discusiones sobre premios y/o reconocimientos más o menos merecidos, y nos entregamos a disfrutarlo e incorporarlo tranquilamente, como hicimos en Ficciones.
Francis Lee es un actor y realizador con larga trayectoria en Inglaterra, pero de títulos chiquitos y cortometrajes. Nunca lo habíamos visto en los créditos de un largometraje. Hasta ahora, que nos trajo la grandiosa God’s Own Country, guión original escrito por Lee, que pasó por Sundance, Toronto y Berlín antes de su estreno en salas. Y si bien resuenan las comparaciones y similitudes con un tanque en el género y la temática como es Brokeback Mountain, lo cierto es que este film presenta más diferencias que parecidos. La premisa es similar, pero está lejos de serlo todo.
Entre Johnny y Gheorge no demoramos en encontrarnos frente a uno de los cuadros de tensión sensual y sexual mejor ilustrado y expresado. ¿Qué es lo que hace que se fijen el uno en el otro? Sin dudas hay una atracción visual desde el momento 0, pero además se suman a ese componente la soledad desesperante de esos campos, el presencia de los silencios incómodos, la falta de momentos de intimidad, sin dudas el frío, y además esa admiración sublimada entre ambos en donde Johnny envidia la delicadeza en el trabajo del rumano, y Gheorghe disfruta de la rusticidad torpe y pícara del inglés.
God’s Own Country es una historia simple, contada con recursos clásicos, pero que irrumpe en un contexto en el que, para que una historia conmueva, necesitamos golpes, más que caricias. Y este film viene a ablandarnos, así como Gheorghe a Johnny.
Pero lejos de parecer un tonto romance campestre, GOC demuestra que para contar una historia, hay que aprender, en el sentido más simple y llano de la palabra, a dar vida con un respiro. Con toques realistas -casi documentalistas- que imprime Lee en el film, la historia se aleja del drama convencional, para traer sensaciones más artesanales y frescas sobre la delicadeza, la intimidad, el descubrimiento, el encuentro y el reencuentro.
[embedyt] https://www.youtube.com/watch?v=OyWievSHxhI[/embedyt]