
En junio de 2016 Warner cerró contrato con Bradley Cooper para dirigir la tercera adaptación de A Star Is Born, luego de que Clint Eastwood se bajara del proyecto. Y un año después se conoció la primera imagen de la filmación con Lady Gaga, rol que antes que ella podrían haber interpretado Alicia Keys, Rihanna, Demi Lovato, Selena Gomez, o la última en apuntarse que fue Beyoncé, quien finalmente declinó luego de darse a conocer su embarazo. Asimismo, el lugar que ocupó Bradley Cooper tuvo varios aspirantes también: Christian Bale, Leonardo DiCaprio, e incluso Tom Cruise, entre otros.
Luego de esta brevísima crónica de un proyecto que vio desfilar a innumerables estrellas bajo sus luces, Bradley y Gaga se echaron al hombro este drama romántico musical que empezó exhibiéndose en Venecia y continúa dando que hablar semanas después del estreno en distintos países, llegando ahora a la Argentina.
A Star Is Born cuenta la historia de Jack (Bradley Cooper) y Ally (Lady Gaga), en un paso a paso en el que se enredan en notas, melodías, acordes, y canciones que componen juntos. Jack es un exitoso cantante de rock estilo country, y Ally es un diamante escondido en un bar drag, que le permite liberar toda la energía de su voz. Jack descubre a Ally interpretando La Vie en Rose, una premonitoria lírica sobre la vida del rockstar que toma malas decisiones y no deja de embriagarse con el amor. Y allí tendremos el primer melanco-spoiler que nos trae esta historia, si es que no hemos visto antes las otras dos versiones.
En un intento por exhibir la belleza de Ally, Jack la arrastra al escenario con él y la posiciona como una de las nuevas y prometedoras voces. Y allí comienza el fin de muchos de los destellos del estrellato que hemos visto tantas veces antes, pero siempre lo percibimos como un nuevo relato. La historia es conocida, por no decir predecible, pero más que asistir al relato de una historia, lo que hacemos cuando vemos a Jack y Ally es entregarnos a una melancolía musical como la que estábamos extrañando luego de la nostálgica La La Land. Al margen de las similitudes y las diferencias, el camino al éxito y ese choque en el espectro de las estrellas, siempre que esté atravesado por ritmos e historias amorosas, es entretenimiento y lágrimas asegurados.
¿Qué es lo que está bien en Nace una estrella? Que no demora en demostrarnos que lo que estamos viendo no es más que un drama romántico de los más clásicos, pero con un aire renovado y enteramente atravesado en sus diálogos por canciones. Y lo que algunos critican como negativo es lo que a mi me gusta: no se preocupa por explicar entornos, por crear universos, por desarrollar problemas existencialistas de los protagonistas, ni por dar motivos ni motivaciones. La película arranca, y no para hasta el final, es un andar constante en el camino de los dos personajes hasta llegar al final de un arco emocional que se palpitaba desde el principio, por lo que tampoco podemos decir que hay golpes bajos ni momentos edulcorados. A Star Is Born es auténtico cine de estrellas que le ponen cuerpo, alma y voz a lo más parecido a lo imaginado por nosotros, los mortales desde acá abajo, sobre las vidas reales que hay detrás de las estrellas, que están atravesadas por nuestras mismas miserias e inseguridades.
Un Bradley Cooper como nunca antes, en el guión, la co-producción, la dirección y el protagónico masculino principal, y una Lady Gaga, que tal como dicen algunos, dejó de jugar a los personajes que ponía en sus videos y dio en la tecla finalmente actuando, y dejando todo arriba del meta-escenario. Pocas –o casi ninguna de las- cantantes populares pueden interpretar La Vie en Rose de una manera tan sanguínea, y pocas podrían haber encarnado a Ally, con sus complejos, su talento y su carisma. Nace una estrella es el mejor cóctel amargo que podemos probar hoy en cines y que nos tendrá tarareando hasta que podamos ver nuevamente a Gaga arriba del escenario de los Oscars, ojalá cantando junto a su director y compañero de reparto.
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