
El american dream es una idea que existe y persiste. Y no hay nada más arraigado a esa idea que la industria del entretenimiento. El american dream tiene que ver con el dinero y el éxito, sin importar el resto. Y como no hay suficientes películas que nos hablen de eso, FOX decidió lanzar un film dirigido por un principiante en el género y en el rol: Michael Gracey, y hacer gala y homenaje al creador del concepto “showbusiness”: P. T. Barnum.
Quién mejor que Hugh Jackman para encarnar a Barnum, el impulsor del circo y el teatro como negocio. Jackman además de garras, sabe bailar, cantar, sonreír, y hacer todo eso que se necesita hacer para encantar, aún cuando no empaticemos con las vueltas del personaje. Y quién mejor para acompañar en cartel a Jackman que el estúpidamente sensual y carilindo Zac Efron, quien también sabe cantar, bailar, y actuar, aún luego de inflar su cuerpo para Baywatch.
El cast obviamente es completado por una serie de nombres de extremo virtuosismo como Zendaya, Michelle Williams, Rebecca Ferguson, Keala Settle, y paramos de contar. El resto son extras. Con The Greatest Showman no podemos aspirar a hablar de desarrollo de personajes, desarrollo de conflictos dramáticos, o una historia realmente atrapante. La película necesitaba ser un musical, y para ello se creó una serie de números musicales que funcionan por sí mismos y le dan razón de ser al film, es decir que es un musical extremadamente musicalizado pero que no podría ser de otra manera. Funciona en el género y en nada más, y en la función de entretenimiento, y la ópera prima de Gracey se sabe así misma de esa manera, y no pretende otra cosa. Por esas razones, el film “está bien” y es disfrutable.
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Puede criticársele una escenografía pobre y acartonada, un guión bastante flojo, una edición, vestuario, y diseño de producción básicos, y son cosas que se mencionan porque se esperan en una producción de este calibre. También se le puede criticar algunos giros y momentos que pecan de estúpidos y hasta podríamos horrorizarnos con momentos que evocan discriminación,violencia y explotación, en momentos “sensibles” con el tema en Hollywood. Pero realmente el film hace bien lo que se propone hacer: que nos olvidemos, y que disfrutemos y movamos los pies en la sala. Sí, los musicales también pueden ser chatos, y sí, según los ojos de muchos generalmente lo son. Obviamente no puede ser comparada a títulos como Moulin Rougue o La La Land, ni tampoco a Les Miserables, porque pierde por goleada. Lo que digo es que The Greatest Showman es el placer culposo con el que nos podemos mimar y relajar, al menos un ratito, hasta que baje el telón.