
PELÍCULA NO ESTRENADA EN ARGENTINA
¿Alguna vez imaginaron un personaje que nunca alcanzarían a ver o leer en una historia? Bueno, más o menos de eso se trata Swiss Army Man.
Primero que nada, ¿quiénes son Daniels? Daniels es un dúo de directores y escritores, Dan Kwan y Daniel Scheinert, que escribieron y dirigieron juntos My Best Friend’s Wedding/My Best Friend’s Sweating (2011), Interesting Ball (2014), dos cortometrajes que no vio nadie y de los cuales hay poca información.
Podría considerarse entonces Swiss Army Man su primera gran producción, ya que no sólo lograron tener a dos intérpretes importantes, sino que estuvieron con este film paseando por muchos festivales, algunos clase B y otros como Sundance, en donde consiguieron el premio a mejor dirección en una de las categorías.
Ahora bien, ¿de qué se trata? En un principio creemos que nos estamos encontrando con la versión independiente de Cast Away, con Hank, un Paul Dano barbudo perdido en una isla, y a punto de suicidarse. Hasta que aparece Manny (Radcliffe), un muerto que luego descubrimos que tiene una especie de vida, pero no es un muerto viviente estilo TWD, porque no ataca, no es malo. Y luego Hank se da cuenta que Manny está ahí para ayudarlo a llegar a tierra firme.
La particularidad de Manny que tiene a todo el mundo hablando sobre eso, es que tiene muchos gases, constantes, y muy útiles, pero no tan sólo eso, sino que tiene también erecciones. Importantes. Y útiles. No se vayan, sigan leyendo.
A ésto me refería al principio, hay que tener mucho ingenio -o LSD- encima para que a alguien se le ocurra un zombie flatulento y erecto que te va a salvar la vida.
Lo más importante que tengo para decir, es que despejando estos detalles, la película es un dramedia, con dos personajes muy bien creados (no digo armados porque los personajes empiezan y terminan en esta película, y no hizo falta que nos introdujesen nada más), y lo que es aún más importante, es que tienen diálogos muy simples y con mucho peso. Cada pasaje entre ellos era una reflexión y un intercambio de saberes, de dos mentes provenientes de dos dominios totalmente distintos. Dos personajes con una simbiosis desde el minuto 0 hasta el final.
Los ‘Daniels’ lograron crear una historia icónica, dos seres muy especiales, y un relato tan extraño como adorable. Por estas cosas, y por las excelentes elecciones de música, fotografía y edición, este film no merece premios sino un disfrute totalmente distinto. Decir más es spoilear, y no es esa mi intención:
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