
Tres anuncios por un crimen, el titulo argentino de Three Billboards Outside Ebbing, Missouri, contiene un pequeño spoiler. Al principio de la película conoceremos a Mildred, una madre que perdió a su hija, víctima de un brutal asesinato, spoiler del título local que no existe en el original. Mildred, en un intento desesperado por lograr reactivar la investigación llevada a cabo por un ineficiente cuerpo de policía local, colocará tres anuncios a la entrada del pequeño pueblo en el que vive, en las afueras del Missouri del nombre original, disparadores de una serie de consecuencias algo distintas a las esperadas por la protagonista.
Este punto de partida podría ser el inicio de un drama al que Hollywood nos tiene tan acostumbrados. Un drama de pueblo chico infierno grande en el que se van develando secretos y mentiras de sus habitantes. Tambien podria ser un policial con las investigaciones típicas del género, un who-do-it de la búsqueda desesperada de los familiares de la víctima clamando justicia.. Pero, Tres Anuncios para un Crimen no es nada de eso. Es un reinvento de aquello que hemos dado por llamar comedia dramática, o dramedy, palabra más asociada al mundo de las series.
Tres Anuncios para un Crimen nos hace reir a carcajadas para después sumergirnos en el más profundo drama embargados de culpa y sonrisas. Y es que el sentido del humor de este “drama” del británico Martin McDonagh, es un humor ácido, cínico, que bordea lo ridículo, un humor negro que traspasa la pantalla haciéndonos cómplices de chistes machistas, homofóbicos, raciales, misoginos. Un sentido del humor muy extraño, como extraño es que funcionen hasta el borde de hacernos reir y llorar casi al mismo tiempo.
Es en este tono, y en las maravillosas actuaciones de sus tres protagonistas, Frances McDormand, Sam Rockwell y Woody Harrelson, en donde radican los principales puntos fuertes de la pelicula. Tan ágil en su dinámica que en esa incomodidad nos hace olvidar de su principal problema: un guión que no le teme al golpe brusco para justificar el desarrollo de la trama. Y es que hay algunas – bastantes – soluciones forzadas en guión. Este problema ya se había observado, de manera mucho más brusca eso sí, en las anteriores películas del británico. Si bien En Brujas – su opera prima – se le perdonaba por ser una apuesta sencilla y fresca – a esta altura casi de culto – en Siete Psicópatas el desorden, las vueltas forzadas de tuerca, los “volantazos” a última hora eran tan excesivos y marcados que la película se convertía en una verdadera locura, una propuesta tan fallida que no parecía haber vuelta atrás.
Sin embargo McDonagh logra limitar estas decisiones a un par de excepciones que no logran bajar el nivel como si lo hacia en sus anteriores películas. En Tres Anuncios para un Crimen lo que impera son otras cosas, con un final a la altura de una película que no para de desarrollar personajes inolvidables (los ya citados McDormand y Rockwell firmes favoritos en la entrega de los próximos Oscars en los apartados actriz y actor de reparto, pero también en unos secundarios entrañables como la madre masculina de Rockwell o la novia adolescente del ex marido de McDormand, por solo dar un par de ejemplos) y unos diálogos tan punzantes y profundos que la hacen merecedora de mas de un visionado, Tres Anuncios para un Crimen es sin duda una película necesaria que habla de la “américa profunda” con una sensibilidad pocas vista en el cine de los últimos tiempos. Una película inolvidable que sin duda no dejará indiferente a nadie.
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