
Como se eligen las películas para ver en un festival de cine. Que criterio es el adecuado para un adicto para elegir entre cientos y cientos de películas, entre una oferta que se ofrece enorme a un paladar acostumbrado a la sequía de la renovación de la cartelera de los jueves. Elegir solo la sección oficial y llenar huecos con las secciones paralelas, esta sería la opción, a priori, natural para un festival como Cannes o Venecia, pero ¿lo es para Mar del Plata? El Festival de Cine de Mar del Plata es un festival que tiene tres secciones en competencia (internacional, latinoamericana, argentina) bastante similares en sus propuestas, una sección – Autores – con películas que han estado circulando por los festivales más importantes del año, otra – Hora Cero – marcado por el cine de género, varias retrospectivas y proyecciones especiales. Es decir, un verdadero menú para un consumidor famélico de estrenos comerciales.
Y dentro de esta encrucijada, ¿cuál es la película para arrancar un festival? Esta decisión, que en principio puede parecer aún más difícil por específica, en mi caso la decidió el festival por mí. Y es que un primer día, con las acreditaciones a las 9:30 de la mañana, solo deja un par de opciones para arrancar si, como en mi caso, uno ya está ansioso de comenzar con la carrera y no está dispuesto a resignar una mañana de festival. De la noche a la mañana, exhibida en la Competencia Argentina, es la nueva película de Manuel Ferrari, director de Como estar muerto. Ignacio Roma bordea los cuarenta, tiene una relación seria con su novia, con la cual convive, y se encuentra en pleno desarrollo profesional, alternando clases en la facultad de arquitectura con su trabajo en un emprendimiento de la familia de su pareja. La invitación a dar una clase en la Universidad de Valparaíso se presenta como la excusa perfecta para huir temporalmente de su vida actual, más precisamente de un atraso de su novia, que se transforma en lo que será la llegada de su primer hijo. Este viaje a la ciudad chilena, le permite a Ferrari, además de filmar las calles de una Valparaiso siempre fotogénica, indagar en la crisis de la mediana edad. En tono de comedia, esta primera película del festival (para mí que llegue varios días más tarde del comienzo de la muestra), es una propuesta fresca a un tema que puede no serlo. La cantidad de contratiempos, el humor neurótico del protagonista (un excelente Esteban Menis) y el uso de la ciudad como un personaje más hicieron de esta película una muy buena puerta de entrada al festival.
La segunda película del día fue I was at home, but, película alemana que viene con muy buenos antecedentes de la Biennale, en donde se proyectó en competencia oficial y despertó por igual amores críticos y abucheos en su proyección de prensa. De este lado estamos más del lado de los abucheos para una propuesta que desde lo técnico – hermosa composición de planos, un uso preciosista del sonido – se presenta mucho más interesante que desde su propuesta narrativa. La vuelta de un adolescente a su hogar luego de varios días desaparecido es el punto inicial de un drama familiar en donde los personajes muestran, como pueden, la forma de afrontar la perdida y el duelo. Intercalando la vida familiar con la escolar, con largas escenas que se suceden una a otra y que parecen llevar a algún lado pero nunca lo consiguen, esta propuesta de la directora Angela Schanelec espero sea de lo peor que me deparé la competencia internacional.

También en competencia internacional se proyecta El cuidado de los otros, segunda película de Mariano González, luego de su opera prima Los globos, que también se vió en este festival y que tuvo su estreno comercial hace un par de años en salas comerciales. Protagonizada por una excelente Sofía Gala, actriz que no para de crecer y que le pone el cuerpo a un protagónico a la altura del de Alanis, interpretando a una joven que divide sus días entre su trabajo en una fábrica de artesanías y el cuidado de niños, los otros del título. Un hecho fortuito hace que un día de trabajo como niñera se convierta en un verdadero calvario, logrando que este drama, en principio intimista, devenga en un género mucho más arriesgado, jugando con el thriller y la denuncia social. Las elecciones que toma el director hace que uno siempre se mantenga expectante, aunque manteniendo la distancia, situación para nada fácil de lograr cuando pequeñas decisiones en contrario podrían haber convertido esta película en un panfleto de aquello que insinúa, pero deja al arbitrio del espectador, al que nunca subestima.

El día termina con Black Magic for White Boys, ya de noche. Esta comedia norteamericana será la tercera película en competencia internacional del día y fuerte aspirante al premio del público. En la sala no faltaron las carcajadas, ni las risas incomodas, para una comedia coral que puede recordar un poco el humor neoyorkino de Woddy Allen pero que no evita los chistes políticamente incorrectos ya sea misóginos, homofóbicos, racistas. La comedia sobre un grupo de “perdedores” del teatro off de Nueva York, y un par de amigos que asisten al show de magia de los primeros, tendrá tintes fantásticos y crítica al capitalismo entre sus temas, y se reserva uno de los papeles principales para el director, Onur Tukel, con un personaje “egoísta” que no quiere saber nada con la idea de ser padre, situación que el mismo Tukel admitió reconocer en la pequeña y simpática charla que dio al público antes de la función.

Se termina el primer día del festival, un día marcado por paternidades, desde la huida del padre futuro de De la noche a la mañana al escape del estado permanente de ese “ser padre” del protagonista de Black Magic for White Boys, desde la maternidad tóxica de I Was at Home, but a la subrogante de El cuidado de los otros. A veces pasan estas cosas cuando uno programa su programa, ¿qué hilo conductor deparará mañana el festival?