
Ricky Gervais es una de las personalidades más ácidas en la escena británica, y por qué no de la escena del espectáculo en general. Sus chistes, su registro, sus referencias, están vetadas por algunos medios, y tiene tantos detractores como fanáticos. Dice lo que muchas personas piensan pero no se animan a decir delante de un micrófono. Una de sus últimas apariciones fue en la entrega de los Golden Globes 2020 con un monólogo de apertura que quedó para la historia, pero para quienes disfrutan del comediante, es bastante activo en Twitter.
La primera temporada de After Life nos presentaba el recorrido hacia el duelo que hacía Tony luego del fallecimiento de Lisa, con quien estuvo casado 25 años y falleció a causa de cáncer. En esa situación encontramos a Tony revolcándose constantemente en un aparente presente miserable, en el que solamente odia no compartir el mundo con Lisa y no siente más que desprecio por cualquier momento, persona o cosa que lo rodee. Tony es un nihilista que lo único que hace es ser un hombre con una visión totalmente destructiva y despreciable, eso sí, sumamente cómico. Es decir que lo que hace Tony en la ficción es una narrativa de las mejores experiencias haters que podemos encontrar en Twitter, la red social preferida de Gervais.

La Segunda
En la segunda temporada nos encontramos con un Tony muy movilizado, aún con ganas de morirse, pero con más motivos para quedarse entre nosotros. Tony se da cuenta que su realidad no es la única desgraciada, y que no tan sólo debe quedarse para reírse de las miserias ajenas o criticarlas, sino que también se dio cuenta que él podía hacer algo por eso, podía contribuir, podía brindar soporte, podía ser importante para su entorno. A diferencia de la primera temporada en donde Tony es una fuerza centrífuga de mal ánimo y malas vibras, en esta segunda temporada Tony parece encontrar y mostrar caminos a los problemas de los demás. Se transforma en un conductor y en un motor movilizador, siempre conservando la acidez que más detestable y miserable lo caracteriza.
After Life se consolida en una segunda temporada que solidifica el personaje de Tony y el de todo el arco de personajes secundarios que son igualmente importantes e interesantes para la trama de ese pequeño pueblo que los aloja. Lo importante de esta corta serie, mucho más cercana al drama que a la comedia, es que sin recurrir al golpe bajo ironiza modestamente al mismo tiempo que explora la depresión, la búsqueda de motivación, la melancolía y la empatía en general con los que lo rodean a Tony, dejando de lado su costado repulsivo. Eso sí, no terminamos de ver a un Tony del todo cómodo en esta nueva realidad en la que casi accidentalmente es en parte sostén emocional de sus compañeros de oficina y de sus amigos accidentales.
Netflix confirmó una tercera temporada de After Life con fechas de rodaje y lanzamiento inciertas.