
Por que queremos tanto a los Pfefferman?
Desde que empezó esta temporada no puedo dejar de hacerme la misma pregunta. Por que quiero tanto a los Pfefferman? Y es que este año en particular han estado mas insufribles que nunca. Y sin embargo, allí estoy. Rendido a sus pies, una vez mas. Tal vez, como ellos, debería dejar de buscar respuestas a la pregunta y disfrutar del interrogante, de la duda.
Lo primero es la familia. Y es que sí, sabemos que el clan es insufrible. Que no pararán de tomar decisiones equivocadas, que serán mas egoístas que nunca. En temporadas anteriores los hijos de esta familia disfuncional se llevaban el palmares a los personajes mas egoístas de la ficción actual y pasada. Y es que no hacían mas que pensar en si mismos. En la tercer temporada refuerzan la apuesta y hasta Maura – Jeffrey Tambor mas gigante que nunca – se convierte en un personaje que bordea lo odioso. En uno de los primeros capítulos Maura se pregunta porque si tiene todo con lo que siempre soñó, se siente infeliz. Lo pregunta casi a la cámara, aunque en realidad lo habla con su amiga Davina, como haciéndonos complices de lo que veremos: una sucesión casi interrumpida de caprichos casi adolescentes. Y es que Maura ya no es la mujer que se asumia como tal en la primer temporada, la que daba sus primeros pasos en la familia, la comunidad y la sociedad en la segunda. Ahora Maura debe tomar decisiones difíciles, y se siente incapaz. Y esa incapacidad la hace infeliz. Dispuesta a realizarse la cirugía de reasignación de sexo veremos como debe luchar con su familia, sus amigos, su pareja y con ella misma, para defender el siguiente paso a seguir en este camino a ser lo que siempre sintió que era. Y en el camino se torna una persona egoísta, germen del egoísmo del resto del clan.
Personajes satélites. Y en medio de un panorama en el que los cinco personajes principales generan momentos de poco o nada empatía, aunque hay que reconocer que cuando generan empatía uno los ama como se ama por primera vez, son aquellos personajes que rodean a la familia los que tiran el ancla emocional. Siempre es bueno tener buenos amigos, buena compañía y los Pfefferman están rodeados de ellos. Davina, en una temporada en la que no se luce como en las anteriores, la rabina Raquel, Vicki y Shea son las encargadas de lograr empatia con el espectador. Raquel nos da la esperanza, por que Raquel también esta rota, terriblemente rota, y sin embargo no deja de buscar, de brindar ayuda. Con la escena de la ceremonia del shabbat logra, tal vez, el momento mas optimista de la serie al ilusionarnos con que podemos ser alguno de esos treinta y seis que sostiene el mundo.
Vicki, nos hace reir y llorar con esa mujer/hombre capaz de respetar y amar sin preguntar nada, casi sin reclamar, hasta decir basta. Nos habla de su enfermedad, y de como la supero, como al pasar, como la vida.
Pero es Shea la que nos rompe el corazón. La que nos invita a un parque de diversiones a reírnos mientras podemos, la que nos enseña como se debe amar. El capitulo de la road movie de Shea y Jay es una pequeña película en si misma, que nos hunde y nos redime. Algo que solo Transparent sabe hacer, por lo menos de esta manera.
Y es curioso, pero recién ahora que lo escribo me doy cuenta que todos son personajes femeninos. Y es que Transparent esta habitado por mujeres.
Maldita Gaby Hoffmann. Ali no es un personaje que genere posiciones tibias. Creo que se ama o se odia. Hasta ayer si tenia que definirme diría que era un detractor de este personaje aniñado, malcriado y casi estúpido que andaba por la vida y por la serie dependiendo de los demás, y no tomando responsabilidades mas que para arrepentirse al rato y volver a empezar. Sin embargo lo que hace en estos diez capítulos es brillante. Puede ser porque la mayoría de las escenas las comparte con su ahora pareja, una desagradable Leslie, y con su hermano Jay, el único personaje masculino importante de la serie, y el mas arriesgado en su apuesta de no gustar con ese andar cansino y esa actitud prepotente hacia todo y todos. En la comparación uno podría equivocarse y pensar que Ali se convierte en adorable porque al lado de Leslie y Jay, es verdaderamente adorable. Sin embargo, como para demostrarnos nuestro error, a dos capítulos del cierre de temporada se introduce un flasback – en esta temporada hay varios – que nos demuestra que Gaby Hoffmann es una actriz de puta madre, y que debería estar en la temporada de premios solo por este capítulo. Y a partir de ahí, como quien quitara un velo, la vemos de otro modo. Aunque el personaje que interprete no sea el mismo, Ali deja de ser Ali para volver a ser Ali. A ser ese personaje que se cansa y abandona porque puede, y porque quiere.
Para concluir, esta tercera temporada de Transparent, es una temporada mas pareja. Ya no es la sorpresa que supuso el arribo de la serie, ni la consolidación que demostró en la segunda. Ya es una serie madura, que vive por sus personajes, y por sus diálogos brillantes, y por su dirección intimista, pero principalmente por sus habitantes. Por los que consolida y por los que crea a medida que avanza la serie. Transparent ha llegado para convertirse en la madre de las, tan ahora de moda, dramedy. Esas «comedias» que pueden hacerte reír en tan solo treinta minutos, pero que sin duda intentaran hacerte llorar. En el final de temporada – los finales de temporada son impresionantes – rendidos, no nos queda mas que aplaudir de pie.